jueves, 8 de marzo de 2012

El caminante


Lento caminar, se disimula con el viento
ajados pasos acompañados del silencio
de esas tardes grises 
de esos otoños siniestros.

Basura, escombros y humedad, 
nombran la presencia de vidas
ajenas de esas veredas
ajenas en ese día.

Vasos cachados, manteles raidos
se arrodillan en ausencia de testigos
en cada mesa caida
en cada bar del camino.

El rumor de las olas y la bruma
se anuncia como pidiendo permiso
presentandose al caminante
abrazandose a su destino.
Le llama cauto, tímidamente
preguntándose ¿Por qué?
¿Por qué en esos médanos
plantará su última morada?

Tal vez le cuente entre sueños.

Tal vez se lo confie entre copas.

Tal vez al saberlo entonces
a esas huellas en la arena,
la marea no las borre 
para que quien pase sepa
donde descansa ahora
el caminante.

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